Descripción
Al girar en la calle, el mundo empieza a ralentizarse. El bullicio se desvanece, sustituido por el silencio de la naturaleza y el cielo. En la cima de la colina aparece una villa, nuestro sueño hecho realidad. Restaurada con mimo, descansa sobre 5.000 m² de viñedos cuidados durante siglos. Desde la terraza, la vista se pierde entre los viñedos y las cumbres de Timanfaya; desde el salón, el océano se funde con el macizo de Famara. A un paso de las rutas del vino, con piscina climatizada y vistas infinitas. Por un rato, es todo suyo.