Descripción
Hay un rincón de Polonia que parece creado por la mano de la naturaleza y mejorado por siglos de trabajo humano. Es un lugar donde la tierra es como un espejo, los prados son prístinos y la red de ríos y canales teje una historia de tiempos en los que el Vístula fluía libremente hacia el mar. Esto es Żuławy, una tierra donde el pasado se entrelaza con el presente. Las casas con arcadas de madera ocultan las historias de sus antiguos habitantes, los molinos de viento de estilo holandés aún vigilan el horizonte y los sauces, como guardianes del tiempo, extienden sus brazos sobre las aguas. Este es un espacio para los amantes de la belleza y un paraíso para los amantes de la arquitectura con alma. La mayoría de los viajeros pasan por aquí en dirección al mar Báltico, ignorantes de lo que esconde este extraordinario paisaje. Sin embargo, basta con desviarse de la ruta para descubrir lugares como Jazowa, un pueblo con una rica historia que antaño estuvo habitado por menonitas. Atrás dejaron no sólo casas históricas y cementerios, sino también un gusto por la tradición que se palpa en cada detalle. Nuestra casa porticada de 1851 es un testimonio de estos tiempos. Puertas de madera con adornos de carcoma, balaustradas ornamentadas, un viejo aparador que evoca recuerdos, fotografías en blanco y negro en las paredes... todo contribuye a crear un ambiente lleno de encanto e historia. Añádase el olor a madera, a prado fresco y a tierra mojada por la lluvia. Tras años de trabajo para renovar este lugar único, le invitamos a un mundo donde el tiempo pasa más despacio. Le esperan cuatro habitaciones, una cocina común y soleada con comedor, un amplio vestíbulo, una sala de juegos y un extenso jardín. Jazowa, aunque aparentemente corriente, ofrece relajación en el río Nogat, pesca, piragüismo e incluso natación en el río. Las cigüeñas y las garzas son residentes permanentes del lugar, y su presencia añade un carácter único al pueblo. Cerca de allí, se puede degustar sopa de cangrejos de río en "Little Dutchman" alquilar un barco y navegar por el bucle Żuławy o tomar un ferrocarril de vía estrecha por el Vistula Spit. ¿Y por las mañanas? Aquí le despertarán los cantos de los gallos, anunciando las nieblas que envuelven los campos: un espectáculo sobrecogedor. Por las tardes, despedimos el día con puestas de sol que pintan las praderas de colores dorado-púrpura. No hay prisa: en Żuławy todo está al alcance de la mano. Ven y descubre a qué sabe la vida al ritmo de la naturaleza. ¡De camino!