Casas rurales en Santa Cruz de Tenerife

El norte ofrece un paisaje más verde, con pueblos encantadores como La Orotava o Icod de los Vinos, donde la tradición sigue viva. El sur, más soleado, invita al descanso junto al mar en Candelaria o Fasnia. Y en el corazón de la isla, cerca del Teide, las casas rurales permiten vivir la montaña con un cielo estrellado incomparable. Cada zona tiene su magia, desde los acantilados hasta los bosques de laurisilva. Además, moverse entre las distintas regiones es fácil, lo que permite disfrutar en pocos días del contraste entre el mar y los volcanes. 🌄

Los precios varían según la ubicación y la temporada. En zonas rurales del interior, se pueden encontrar alojamientos acogedores desde 60 € por noche, mientras que las casas con vistas al mar o piscina suelen rondar los 100–150 €. En temporada alta —Semana Santa o verano—, conviene reservar con antelación. Aun así, las casas rurales suelen ofrecer una excelente relación entre calidad, privacidad y entorno natural. También existen opciones más exclusivas en entornos volcánicos o vinícolas para quienes buscan una experiencia singular.

Tenerife es un paraíso para quienes aman el aire libre. Se puede ascender al Teide, recorrer los senderos del Parque Rural de Anaga o bañarse en piscinas naturales como las de Bajamar o Garachico. También es posible practicar surf, avistar ballenas o explorar cuevas volcánicas. La isla combina aventura y descanso, y siempre con el océano a la vista. Incluso un simple paseo al atardecer revela paisajes que cambian de color con la luz y el viento. 🌊

Suelen estar construidas con piedra volcánica y techos de madera, muchas restauradas con mimo para conservar su esencia. En su interior dominan los colores cálidos, los patios interiores y las terrazas con vistas. Algunas disponen de jacuzzi o chimenea, ideales para disfrutar las noches frescas del norte. Cada una refleja la historia de la isla y el carácter amable de sus Gente. Muchas integran elementos sostenibles, como energía solar o huertos propios, reforzando su conexión con la Naturaleza.

La Laguna, declarada Patrimonio de la Humanidad, es una joya de calles empedradas y vida cultural. También destacan Taganana, escondido entre los barrancos de Anaga; Güímar, con su historia y sus pirámides misteriosas; y El Sauzal, con vistas de postal al Teide. Recorrerlos es sentir la auténtica Tenerife, entre tradición y Naturaleza viva. En cada uno, los miradores y los pequeños bares locales ofrecen la oportunidad de detener el tiempo con una copa de vino canario.

El clima suave permite disfrutarla todo el año. De noviembre a marzo, el norte está más verde y el Teide puede lucir nieve en la cima; en verano, las temperaturas rondan los 25 °C, perfectas para el mar. Cada estación ofrece algo diferente: rutas floridas en primavera, cielos despejados en verano o puestas de sol inolvidables en otoño. Incluso en invierno, la luz del Atlántico y el clima templado convierten cualquier escapada en un pequeño verano eterno.