Descripción
Durante siglos, la tierra roja del norte de Polonia ha sido considerada el corazón de la tradición católica, y sus gentes y paisajes, casi místicos. Hace siglos, los Warmios, la tribu prusiana de la que deriva el nombre de la tierra, vivían en esta zona. En los siglos siguientes, el territorio fue conquistado por los alemanes y acabó formando parte de Polonia, donde coexistieron diferentes nacionalidades durante muchos años. En la actualidad, Warmia es testigo del dominio de la naturaleza, cuyos frondosos bosques, lagos y campos forman un auténtico reino de vida salvaje. A vista de pájaro, el paisaje de esta tierra se asemeja a un mosaico pictórico: lagos centelleantes, ríos serpenteantes, colinas verdes, avenidas arboladas, caminos empedrados y capillas y edificios de ladrillo un tanto misteriosos, llenos de encanto e historia. El conjunto crea un espacio armonioso y tranquilo, como congelado en el tiempo, donde la naturaleza domina al hombre y la vida fluye aquí a un ritmo apacible. Este lugar ha acogido a menudo a celebridades, y su carácter íntimo lo ha protegido eficazmente de miradas indiscretas. En este encantador pueblo de Warmia, a orillas de uno de los lagos, hay una antigua casa de madera con una espaciosa terraza. Rodeada de pintorescos prados, campos y los árboles de un bosque de abedules, constituye el refugio perfecto del ajetreo del mundo moderno. Es aquí, en plena naturaleza, donde el tiempo se ralentiza y las preocupaciones desaparecen. Podrá darse un chapuzón en el agua fresca, pasear por verdes praderas, disfrutar de pan horneado y pescado recién pescado, y jugar con su perro en los amplios espacios abiertos. Warmia, con su encanto único, le invita a descansar y relajarse plenamente.