Descripción
A veces sólo hace falta un momento al llegar: un ligero regusto salado en el aire, el suave susurro de las olas en algún lugar a lo lejos. Luego llega ese olor familiar a arena caliente y uno se da cuenta de repente de que respira con más plenitud de lo habitual, como si el aire filtrara todas las preocupaciones. Alrededor hay espacio: un camino cubierto de hierba conduce directamente al horizonte, donde un acantilado se convierte en mirador para valientes parapentistas, seguido de un bosque, una playa y un silencio que deja espacio para los propios pensamientos. Bienvenido a una luminosa casa escondida entre las dunas, un lugar que aún no figura en las guías turísticas. Le esperan seis espaciosos pisos de dos plantas, cada uno con un ambiente único y arte en las paredes. Aquí las mañanas huelen a bollería y delicias locales, que aterrizan en tu puerta incluso antes de que tengas tiempo de levantarte. Durante la temporada estival, la zona cobra vida -las risas de los niños se mezclan con las voces de las gaviotas-, pero si busca paz y tranquilidad, es mejor que la visite fuera de las vacaciones de verano. Nosotros nos encargaremos de que se relaje de verdad. Aunque se dice que hoy en día es difícil encontrar lugares en el Mar Báltico que no hayan sido tocados por el comercialismo, Dębina sigue escapando a esta regla. Aquí hay algo que no se puede describir: tienes que venir y experimentarlo por ti mismo.